5 Capitulo

Buenas, buenas, buenas. Acá comienzo el día subiendo un capítulo de esta novela.
Espero que les guste mucho y gracias, mil gracias por los comentarios.
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+25 Firmas, subo uno más. :)
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Los clientes, amigos, gente que vino a la fiesta comenzó a irse eso de las tres de la madrugada.


Su mamá Ana y sus hermanas Luciana, Carolina y la pequeña de la familia Sonia se fueron antes.
   Luego de una hora que la gente se había ido. Quedé yo, Pedro, Claudia y otros empleados.

<<Momento de irme>> pensé.

Paula: Yo me voy. -Dije agarrando mi pequeña cartera plateada-
Pedro: Espera... -Me susurró al oído-
Paula -Al ver que Claudia junto a los demás empleados se estaban yendo-: ¡Es hora de irnos!
Pedro: ¿Irnos? ¿Juntos? -¡Mierda, carajo! Era IRME-
Paula: Quise decir... -Nerviosa- irme, irme... ¡Es hora de irme!
Pedro -Rió-: ¿Queres que te lleve? Digo; como un buen caballero te llevo, ya que te traje.
Paula: Me tomo un taxi, no hay problema. -Dije comenzando a caminar dirección a la gran puerta de salida de ese salón- Nos vemos el lunes.
Pedro -Se interpuso en mi camino-: No entendíste. -Yo levante una ceja- Te venís conmigo. -Dijo agarrandome mi mano-
Paula: ¿A donde?
Pedro: ¿Recordas lo que te dije una vez? "Hasta en la cama Chaves" -Dijo con una sonrisa picara- Tendría que acompañarme...
Paula: Ja.
Pedro: En serio le digo señorita. -Me tomo de la cintura- ¡La deseo demasiado!
Paula: Que directo Alfonso. -Sonreí-

Muy suave cerro la puerta de ese departamento. Me dio vuelta y comenzó a besarme.
Mis piernas abiertas, ya que estaba parada aún. Las manos anchas y suaves de él subieron hasta mis hombros, pasando por mi espalda descubierta que tenía.
Luego, lentamente fue bajando el pequeño cierre que tenía mi vestido.
Me estremecí por completo y disfrutando eso cerré mis labios.
Paula: ¿Sabes lo que me imagine todo este tiempo? -Susurré a su oído-
Pedro: ¿Qué? -Preguntó subiendo las manos hacía mi cuello-
Paula: Tu y yo. Los dos. Haciendo el amor. Chocolates...
Pedro -Deslizo sus manos por mi cuerpo, sujetando el trasero y acercandome más a él- Humm... suena bien. -Sus manos recorrían mi costilla y se detendían para acariciar con suavidad el nacimiento de mis pechos-
 
 Dejó quietas las manos.
Cuanto más me acariciaba, me hacía desearlo aún más. Quería sentir aquellas manos en mis pechos. Y también quería su boca en la mía, y en todas partes.
    Me estremecí por completo al quedarme frente de él con mis pechos al aire. Sus manos recorrieron mis costillas y excitandome aún más ante ese calor que recorría con su suaves dedos; quienes comenzaron a jugar con mis pezones. Su boca, que se encontraba en mi cuello, bajo.
Pedro: Sabes muy bien. -Gimió al llevarse a su boca un pezón-

Mis piernas tan firmes, pasaron a hacer gelatinas. Pusé las manos sobre el pelo de él y enterré mis dedos en su cabello, gimiendo mientras él me chupaba los pechos.
Al sentir ese placer... nunca. Nunca, sintió con otro hombre ese placer.
  Lo empuje contra la cama y subiendo encima de él. Estaba solo con mi ropa interior, mi vestido había desaparecido.

Quería sentir su piel.

Comencé a desabrocharle la camisa que lleba puesta. Una camisa blanca, que le quedaba pintada junto a sus pantalones y los zapatos, quienes hace buen rato ya no estaban.
Besando su cuello de abajo y arriba. Pedro jadeó y una sonrisa de placer se pinto en su cara.
Le saque lentamente su camisa con cada beso en su torso, luego en volví a su cuello y mandíbula antes de llegar a su boca.
Baje lentamente con un beso en cada parte, hasta llegar a la cinturilla de su pantalón. Pedro muy excitado. Yo lo deseaba aún más.
Mi mano rozo su parte intima, pero en un momento a otro volvió... estaba duro. Duro y preparado.
Pedro: Oh, no, no lo hagas. -Dijo sacando mis manos y poniendome boca abajo-
Sus manos bajaron a mi cintura agarrando mi tanga y bajandola lentamente. No se oyó ningún ruido cuando cayó sobre el suelo.
Pedro bajo su cabeza y comenzó a besar cada hueso de mi caderas.

¡Lujuría era lo que ya no había en ese cuarto!

La calentura, el deseo de los dos, las ganas se tumbaron en nuestro cuerpos.
Pedro volvió hasta mi boca haciendo un dibujo con cada beso en mi cuerpo. Se tumbo a mi lado y me miro con tanta ternura. Besé sus labios. Pero en eso que Pedro se volvió a separar volvió a mirarme. Pedro Alfonso: nunca nadie en mi vida me había mirado de esa manera; es más... sentí hasta que él estaba enamorado de mi.
Paula: ¿Y ahora? -Susurré-
Tragué saliva cuando comenzó a frotarme lentamente.  Su mano cada vez se movía con aún más velocidad. Me hacía envolver de placer. Un placer bello. Cada vez que me tocaba, aún más quería que siguiera tocando. Era increíble todo lo que me hacía sentir.
 Mucho ese placer no duro. No pudé suportarlo más. Grite.
Abrí mis ojos y se clavaron en la sonrisa que él tenía en su rostro, claramente con picardía. Hice un movimiento y lo agarré, volviendolo a tumbar sobre mi cuerpo.
Paula: Debería darte las gracias, ¿no? -Con voz ronca-
Pedro -Rió con la misma voz ronca-: ¡Que educada!
Paula: Me enseñaron buenos modales. -Sonreí. Lo giré y quedé arriba de él- Hiciste suficiente... ¿No te parece?
Él sonrió y con ayuda de él sus pantalones en tan solo en unos segundos ya no estaban. Se deshizo de ellos, pero antes sacó un condón que se encontraba en el bolsillo de ese pantalón.
Sin ellos, me tomó entre los brazos y abrazandome acarició mi cuerpo con sus anchas manos. Sentí estremecerme y eso hizo que mis propias caderas dieran un jadeó.
Pedro -Su lengua rozo mis labios- Te deseo.
Sonreí. Subió sus suaves y anchas manos una vez mas por mis pechos, provocandome otra vez ese deseo, que nunca se fue.

Lo introdujo en mi cuerpo, con fuerza. Lanzamos ambos un gemio lento y largo. Sus manos estaba quedaron intactas en mis caderas. Mis labios estaban rozando con los suyos, apoyando mis manos sobre los hombros, mientras esté comenzaba a moverse de arriba y abajo.  Con un movimiento, ritmo aún mas rápido.

Cuanto más me movía yo, feliz parecía él.

    Un jadeó con fuerza e intenso es lo que hizo. Aún adentro mió.
Agarro mi rostro y con una intensidad mayor comenzó a besarme. Su lengua, la mía, morían por estar chocandose por dentro, jugar afuera o dentro. Pero querían sentirse. No hacía falta ampliar ese beso, para darles paso a nuestras lenguas. Ellas hacían lo que querían por dentro.
  El tiempo se detuvo por completo para nosotros dos. Ese placer secreto que teníamos los dos, fue casi abandonando.
Por ultima vez; juntos hicimos el ultimo jadeó intenso y placendero.
   Fue así que cuando nuestras bocas se separaron, nos tapamos con esas sabanas color blancas. Y finalmente cerramos nuestros ojos.

Tras hacer el amor con Pedro, me di cuenta que realmente estoy ENAMORADA.
Y eso no podía ser... no, no, no.

-Dicho por Pedro en su mente-
Luego de hacerle el amor a Paula. Me di cuenta que no era una simple calentura. Sino que mis hermanas tenían razón. ¡Estaba enamorandome de ella!

-Lo hecho, esta hecho-